sábado, 16 de diciembre de 2006

Astor Piazzolla


¡Adios Nonino!


TANGOS Y LEYENDAS

“Adios Nonino”, la obra más representativa de Astor Piazzolla fue compuesta en el año 1959, con motivo de la muerte de su padre. Piazzolla se encontraba de gira por Centroamérica cuando recibió la noticia de la imprevista muerte de don Vicente Piazzolla, a quien apodaban Nonino.
De regreso a Nueva York, de vuelta de esa gira, en un momento de profunda tristeza, de angustia económica puesto que su viaje al Norte había significado un fracaso, como así también fue un fracaso el intento de imponer el jazz-tango, ahora se sumaba la desaparición de su padre, allá lejos, en la Argentina.
Bajo la presión de semejante estado de ánimo brotaron espontáneamente las inmortales notas, que se convertirían en este clásico.
Piazzolla, de prolífica obra de compositor, tiene composiciones más importantes y de mayor aliento, pero “Adios Nonino” es y será para siempre un sinónimo de su autor y una definición de su estilo.
En esta obra, por exacta y armoniosa conjunción de ciertos valores, el autor logra exteriorizar su sensibilidad, desnudar sus raíces, evidenciar su formación y desarrollar su capacidad creativa, logrando en esa síntesis la identidad de toda su labor.
El gusto popular, la aceptación y la incitación que provoca en los ejecutantes hace que la misma esté incluida en casi todos los repertorios.
Piazzolla tuvo una producción autoral, copiosa, digna y variada, dentro y fuera del tango e incursionó en composiciones realizadas conforme a otras estructuras de carácter europeo, exhibiendo obras de gran proyección.
Astor Piazzolla recompuso el primitivo "Nonino", tango que había compuesto en París en 1954, del cual conservó la parte rítmica. Reacomodó lo demás y agregó ese prolongado y melódico fragmento, de notas largas y sentidas, en el que subyace un profundo, ahogado y angustioso lamento.
El llanto contenido y el dolor del hijo, a tanta distancia, se manifestó en ese triste y acongojado pasaje. En esas dos frases de ocho compases (cuatro más cuatro), que se repiten formando un precioso tramo de dieciséis compases, está el auténtico sentido y justificación de la obra.
El artista, sin lágrimas, lloró esa noche, pero a través de su arte.
Y dejó para la historia de la música argentina una de sus más bellas e imperecederas páginas.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que hermosa pieza! .. Solo pase para desearte Felieces Fiestas.. :D Un abrazo.

BELMAR dijo...

la forma más íntima de recordar a un padre...