domingo, 10 de febrero de 2008

Acordes



Los acordes llegan a mis oídos...
Entran a mi alma
como una bandada de pájaros,
que irrumpe en la mañana,
conquistando el silencio
de esta soledad insomne…
Chocan con la tenacidad
de las paredes de un alma
probablemente endurecida con el tiempo…
Y despierta sentidos,
acucia desdenes,
permite que de la piel
salga un sudor de rocío:
la gota de dolor
que no se manifiesta hace tanto…
El compás acuna,
tranquiliza,
consuela…
He aquí el breviario,
una suerte de historia desarticulada,
palidecida de caricias,
mojada de lunas sin dueño,
donde la emoción penetra
hace tibio el momento,
y convierte en sol las sombras…